La Máquina supera por la mínima a las Águilas con gol de Christian Giménez; Jesús Corona fue factor para la victoria celeste.
Eduardo Domínguez / Excélsior
La bandera del Cruz Azul ondea con orgullo en la final de ida del Clausura 2013, pero no lo hace a plenitud comosu gente lo esperaba.
Anoche, en un encuentro dominado por el América, el equipo celeste le sacó poco jugo a su localía al lograr, apenas, un 1-0 que le servirá de poco en el Estadio Azteca si no recupera la potencia que lo tiene en la lucha por el título.
Bastaron pocos minutos para que las intenciones de las Águilas quedaran en evidencia. De nueva cuenta, como ha sido una costumbre en la liguilla, Miguel Herrera apostó a los desplazamientos largos hacia los inspirados Raúl Jiménez y Christian Benítez, pero en esta ocasión un matemático Guillermo Vázquez colocó a Amaranto Perea a un lado de ellos, con un resultado óptimo. El colombiano fue un jugador imperial, una sombra de los atacantes americanistas y el jefe que logró mantenerlos al margen. Siempre estuvo una jugada delante de sus oponentes para darle el impulso de confianza que su gente requería. Junto a Jesús Corona logró mantener su meta imbatida.
Cumplida la tarea en la parte baja, La Máquina resultó una caja de sorpresas al momento de atacar cuando se lo propuso. Su futbol mejor elaborado y con más riqueza de variantes lo llevó a dominar los primeros 25 minutos del juego, lapso en el que logró tomar la ventaja con un destello de sus atacantes.
En el minuto 19 Pablo Barrera ganó un tiro de esquina y lo cobró para poner el esférico justo en el centro del área grande a merced de Christian Giménez, quien sacó un cabezazo inclemente para el 1-0. Fue una jugada de laboratorio en la que los grandulones celestes acarrearon la marca de los potentes zagueros visitantes.
Pero con el gol a favor algo le sucedió a los celestes que perdieron toda su riqueza ofensiva.
Los de Coapa, tras la sacudida, monopolizaron el partido, aunque sin encontrar una opción nítida que les diera la igualada. La mejor que generaron en los primeros 45 minutos se dio en un tiro de esquina, aunque Diego Reyes le robó la oportunidad a Christian Benítez para igualar. El Maza peinó el balón, lo mandó justo al sitio donde se encontraba el ecuatoriano y ahí su compañero le robó la grande.
La baja celeste se agudizó en la parte complementaria, debido a un golpe en la rodilla que mermó al Chaco Giménez, y al empuje del visitante. Sin el argentino en su esplendor, el Cruz Azul fue un equipo sin mando, pobre en argumentos y bastante común. Sólo Jesús Corona logró mantenerlo a flote.
El portero, en el reinicio del partido, tuvo dos intervenciones extraordinarias: En una sacó un remate increíble a Benítez, colocado a su costado derecho, y en otra, segundos después,
le tocó borrar un testarazo de Aquivaldo Mosquera. Vázquez, inmutable, pareció no sentirse incomodado, no varió un ápice y dejó que el partido siguiera así ante el sufrimiento
de su gente.
Sin embargo, la apuesta del técnico de casa estuvo cerca de no ser errónea. Tras el agobio, acomodó mejor a los suyos y los puso a jugar al contragolpe.
Su idea estuvo cerca de darle el segundo tanto en el minuto 67, en una jugada en la que Francisco Javier Rodríguez se resbaló para dejar solo al Chuletita Orozco frente a Moisés Muñoz. El delantero se nubló al momento de decidir y le pegó desviado. Para su fortuna, Jiménez y Benítez no anduvieron finos como en otras noches.
Cruz Azul va a la vuelta con una ventaja que parece poca y que se consume aun más sin la plenitud física del Chaco.
Gracias al Chaco y a Corona
Más de una vez Christian Giménez dijo que los partidos ante el América eran los más especiales para jugar.
El Chaco se echó el equipo al hombro y volvió a ser aquel eje de mayor peligro para la defensiva de las Águilas. Se combinó con el colombiano Teófilo Gutiérrez y aprovechó el apoyo que le dio por la banda derecha Gerardo Flores para desequilibrar a sus más cercanos perseguidores.
Trató de asistir con centros los arribos del Chuletita Orozco, pero no desechó la oportunidad de ser él quien enviara disparos desde fuera del área. Luego de una serie de oportunidades, La Máquina consiguió un tiro de esquina que sirvió para remarcar el protagonismo del Chaco, quien remató un centro de Pablo Barrera para poner el primer tanto en el marcador.
Fue un cabezazo certero, similar al que marcó frente a Santos Laguna en la fase regular del torneo: cruzado y sin alcance para el guardameta. El golpe sirvió para calmar la ansiedad con la que los futbolistas celestes arrancaron el juego y poco a poco, cambiando el ritmo y utilizando permanentemente las laterales, Cruz Azul terminó el primer tiempo siendo más sólido que su rival, aunque pasó por algunos aprietos gracias a la velocidad y la habilidad en el mano a mano de Christian Benítez.
Tras el descanso, la labor de Giménez fue respaldada por Jesús Corona con sus atajadas y lances bajo los tres postes del arco local. Al portero celeste lo exigieron en más de una ocasión y respondió con valentía, echando por fuera los remates del Chucho y Jiménez aun con la desfavorable condición del césped, que exhibía algunos charcos tras la tormenta. Fue un primer lapso para el Chaco y otro brillante de Chuy los que detuvieron por completo la ofensiva americanista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario