A diferencia de lo que ocurre con un lifting o cirugía de aumento mamario, la rinoplastia es una intervención de la que el paciente se despierta con un nuevo rostro. Qué preguntarle al especialista.
Cuando hay problemas para respirar, gibas u obstrucciones en la nariz nadie duda de la necesidad y el beneficio que un paciente obtiene de una cirugía de nariz o rinoplastia. Pero tratándose de una operación por motivos estéticos, todo cambia. Aquí lo emocional debe ser objeto de una indagación muy profunda por parte del cirujano, antes de decidirse por hacer la intervención.
Cambiar la nariz cambia la cara. En el delicado equilibrio que tiene el rostro, donde los ángulos, los largos y anchos de las distintas partes y las proporciones conforman finalmente una imagen que nos identifica y se arraiga en lo más profundo de nuestra mente, la nariz es un componente fundamental.
“La cirugía de nariz es la única en el que el golpe psicológico que recibe el paciente al ver su nuevo rostro en el espejo es instantáneo –prosiguió Pisanu-. En otras cirugías, de mamas, lipoaspiración e incluso en el lifting, el paciente va asimilando su nueva imagen gradualmente, va incorporándola, resolviéndola en su mente. Pero en la nariz esto es instantáneo. Si la nariz está linda, todo es positivo. Si no le gusta, es muy probable que el paciente entre en un cuadro depresivo de manera automática”.
Aunque dentro de la cirugía plástica se considera que la rinoplastia es una cirugía rápida y sencilla, en realidad lograr resultados de excelencia requiere un criterio estético desarrollado y de haber alcanzado madurez en el uso de la técnica con, por lo menos, 10 años de experiencia.
“Todo el tiempo recibo pacientes con cirugías de nariz mal hechas porque la nariz es lo más difícil de operar”, detalló el especialista, quien destacó que “la nariz no tiene elasticidad, requiere un trabajo de extrema delicadeza“.
Y finalizó: “Si la operación es muy traumática se producen fibrosis y todas las secuelas se notan. Además la nariz tiene lo que llamamos memoria, los tejidos tienden a posicionarse de la misma manera en que estaban antes de la intervención. Las pieles muy seborreicas y gruesas se inflaman el doble y se adaptan menos al nuevo esqueleto que el cirujano modela. La piel fina se adapta mejor”.
Fuente: Saludable.Infobae.Com
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