Propuestas de diferentes países se dieron cita en la capital mexicana el fin de semana para poner a prueba los oídos de asistentes
Pablo Escobedo
Después de New Order, Black Keys, Franz Ferdinand o Florence and The Machine, existió un intenso Corona Capital. Propuestas de diferentes países se dieron cita en la capital mexicana el fin de semana para poner a prueba los oídos de asistentes que tenían bien definido por quién compraron su boleto, pero no quién les iba a dar un valor agregado.
Die Antword, la respuesta a lo raro
En Afrikaans, “Die Antwoord” significa “La Respuesta”. Bajo esa premisa, la duda debe ser muy compleja pues la réplica a ésta son tres seres extraños salidos de Sudáfrica que bailan, ofenden, se quitan la ropa, rapean y al final agradecen al público como pocos artistas lo hacen en la actualidad.
Ninja, Yo-Landi Vi$$er y DJ Vuilgeboost quedarán en la mente de quienes los vieron como una dosis de rap, beats agresivos, poca ropa y vuelos hacia el escenario por casi 50 minutos. “Enter The Ninja”, uno de sus mayores éxitos (más de 11 millones de views en YouTube) fue el final de su presentación, no sin que antes, estos seres raros, sacados de una película de terror o los sueños más oscuros de alguien en un mal día, pusieran una rodilla en el suelo y agradecieran a un público que se les entregó.
WhoMadeWho, de desconocidos a familiares
En la actualidad, pocos artistas en festivales internacionales salen al escenario a hacer su soundcheck; menos a colocar sus instrumentos. Con sangre danesa, WhoMadeWho no es una banda común. Su rock con tintes electrónicos bien hacen mover de un lado a otro la cabeza de los aficionados como no los deja estar sin brincar. Ellos lo entienden y lo buscan capitalizar.
Su primera presentación en México fue para muchos un momento que quedará en el recuerdo. Ya sea por escuchar alguno de sus hits, como “Every Minute Alone” o porque tuvieron la oportunidad de cantar o sostenerlos. El público se multiplicó y de un momento a otro WhoMadeWho ya no era un desconocido.
Major Lazer, un gimnasio en el escenario
Habría que medir la tarima del Bizco Club, escenario más pequeño del Corona Capital, para saber cómo entró un DJ, de dos a tres raperos, dos bailarinas, una bola de un diámetro de dos metros y dos banderas de dimensiones considerables. Y además, todos bailaron hasta en el centímetro más recóndito de la superficie.
La música de Major Lazer se podría definir de la siguiente forma: te pone a bailar. Si bien puede ser repetitiva por periodos, la energía en el escenario la mantiene como algo divertido. Sudor, descamisados y bebidas, muchas bebidas, enmarcaron la presentación de este show.
The Wallflowers, el chispazo del festival
Jakob Luke Dylan tiene 25 años en la industrial musical y es hijo de Bob Dylan. Pese a esas dos características, si Jakob pasa a la historia será por un chispazo. “One Headlight” para ser más preciso.
Tuvieron que pasar casi 15 años y seis discos para que The Wallflowers se presentara en el escenario de un festival en la Ciudad de México. Durante todo su tiempo en activo han conseguido varias menciones, pero ninguna como “One Headlight”, que emocionó a más de uno y que muchos catalogaron como error que la banda la tocara una canción antes de terminar su show. ¿La razón? The Wallflowers tuvo que cerrar su presentación con menos de la mitad de la gente que los coreó.
Miike Snow, discretos pero efectivos
En apenas un lustro y un par de discos, Miike Snow, banda de música electrónica con origen en Estocolmo, Suecia, se coloca como uno de los shows más llamativos en la actual escena musical.
Tiene que ver con su música y su falta de pretensión. Basta con verlos en el escenario, dedicándose a hacer lo que saben y pese a su poca interacción, crear un vínculo con la gente. “Animal”, su cierre y canción más coreada.
Miike Snow se une a una oleada de música escandinava que ha dado de qué hablar por años. Royksopp, Slagsmålsklubben o Maskinen, junto con Miike Snow, algunos de los que destacan de la lejana zona nórdica.
Mención honorífica: Ian Curtis
Hay quien dice que New Order no es “New Order” sin Peter Hook. Lo mismo podría decirse de Joy Division sin Ian Curtis. Apenas 23 años le bastaron al cantante británico para dejar un legado que a más de tres décadas de su muerte y en un país lejano del Reino Unido, como lo es México, sea reconocido por una multitud.
Las dos últimas canciones del show de “New Order” se convirtieron en un homenaje a Curtis. Cuando la guitarra de “Love Will Tear Us Apart” emitió su última nota y la imagen de Curtis se disipó de las pantallas, lo único que quedó en el escenario fue: Joy Division Forever.
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