La actriz veracruzana advierte que en Hollywood no la querían aceptar y cuando llegó a los 25 años a LA no tenía ni agente ni dominio del idioma.
Salma Hayek advirtió que sus comienzos en Hollywood fueron muy duros por su falta de experiencia en la industria y su escaso dominio del inglés, dos factores que se unen a los prejuicios que, en su opinión, existían sobre la comunidad latina en el mundo del espectáculo.
La actriz y productora veracruzana de 46 años reconoció haber sufrido en primera persona el rechazo que reciben muchas personas por el hecho de ser diferente, lo que incidió en su ya profunda inseguridad.
"Aterricé en Los Ángeles con 25 años casi sin hablar inglés. Lo poco que había aprendido en la escuela lo tenía casi olvidado. No tenía carnet de conducir, ni agente, ni conocía absolutamente nada de cómo se hacían negocios aquí. No sabía cómo podría meter cabeza en esta industria.
"Yo siempre había sido una chica insegura, deprimida por el acné y preocupada por mi tendencia a ganar peso, así que tampoco ayudó el rechazo que todavía existía hacia los latinos. Una vez me dijeron que mi acento recordaría al público a sus asistentas mexicanas", confesó Salma en el diario The Sun.
Sin embargo, la mexicana aprovechó al máximo la oportunidad que le ofreció el cineasta Robert Rodriguez, quien le contrató para la película Desperado, y acabó conquistando al público y a la crítica con su papel de mujer fatal.
Aunque en la famosa película irradia sensualidad, Salma reconoce ahora que las escenas de cama que protagonizó con Antonio Banderas le hicieron "llorar".
"Doy las gracias a Robert Rodriguez por impulsar mi carrera, aunque sufrí de lo lindo cuando rodé Desperado. De hecho, lloré cuando tuve que desnudarme en frente de la cámara en la escena de sexo con Antonio Banderas. Solo podía pensar en mis padres y lo que dirían de mí", comentó.
Agradecida con sus mujeres
Con los años, Hayek ha ido adquiriendo la confianza y la seguridad en sí misma de las que carecía a su llegada a Los Ángeles, y agradece por ello el ejemplo que le transmitieron su madre y su abuela; pues la mexicana señaló que sus antecesoras fueron dos mujeres adelantadas a su tiempo que, sin embargo, acabaron renunciando a sus sueños por la presión social.
"He tenido la enorme suerte de contar con mujeres fuertes a mi alrededor. Mi madre ha sido siempre uno de los grandes pilares de mi vida, y desde pequeña me animó a soñar a lo grande. Aunque ella tuvo que renunciar a su propia carrera como cantante, se aseguró de que yo no hiciera algo así y siempre trató de insuflarme la confianza en mí misma que nunca tuve.
!Mi abuela fue también alguien excepcional, una poetisa y cantautora que, además, estaba interesada en la química. Le obligaron a casarse con alguien a quien no quería, y terminó abandonando a su marido y mudándose a la gran ciudad. En los años 30 eso era algo impensable", concluyó.
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